Rigoberto creció en Nicaragua y conoce bien los retos a los que se enfrentan los niños: Hogares inestables. Maltrato. Hambre. Adicción. No es de extrañar que tantos abandonen sus hogares antes de cumplir los siete años.

Al vivir en la calle, los niños son reclutados rápidamente por las bandas o la trata de seres humanos.

Rigoberto sabía que estos niños necesitaban el amor y el consuelo de su Padre celestial. Al compartir el Evangelio, muchos aceptaron a Cristo en sus corazones.

Pero sin educación ni formación profesional, los jóvenes creyentes seguían atrapados en el círculo de la pobreza. ¿Cómo podían empezar una nueva vida en Cristo?

Así fue como Dios puso un sueño en el corazón de Rigoberto, y en el de su hijo y compañero de ministerio Juan Carlos: un ministerio para alcanzar a los adolescentes en los años más críticos de su vida.

Una granja en funcionamiento para adolescentes necesitados

Primero montaron un pequeño taller en una iglesia local para enseñar a los chicos a soldar y trabajar la madera. Pero su ministerio no tardó en convertirse en lo que hoy se conoce como Finca Belén: una granja en funcionamiento, taller de cerámica, restaurante, escuela de cosmetología y centro de formación agrícola.

Los pastores de la zona saben ahora que pueden traer adolescentes a la granja, donde tendrían la oportunidad de cambiar de vida. Hasta veinte chicos viven en la granja a la vez, aprendiendo a leer y matemáticas, desarrollando un oficio viable y habilidades básicas para la vida. Tareas sorprendentes, como levantarse y acostarse a la hora, son nuevas habilidades que necesitan aprender para el empleo. Tras completar con éxito este programa de seis meses, el personal de la granja ayuda a cada chico a encontrar trabajo.

La transformación es evidente en el rostro de cada adolescente. El pastor Gonzalo es el instructor de carpintería y un "papá" que vive con los chicos. Pero él mismo era un pandillero que vivía en la calle antes de conocer a Rigoberto y Juan Carlos, y entregar su vida a Cristo en Finca Belén.

Ministerio en expansión

La creatividad y generosidad de los misioneros han hecho de la granja un faro de luz en medio de la desesperanza de la pobreza, y han ampliado su ministerio para educar también a niñas, mujeres jóvenes y aparceros locales. Al enseñar a los agricultores nuevas formas de cultivar maíz, lo que no bastaba para alimentar a sus familias ahora produce un excedente que pueden vender.

Rigoberto y Juan siguen teniendo grandes sueños para ayudar a su comunidad. Han perforado un pozo de 60 metros con una bomba eléctrica y les gustaría empezar a enseñar a los agricultores a cultivar una mayor variedad de verduras. Están construyendo una casa de huéspedes para los equipos de corta duración que ayuden con el trabajo en Finca Belén, y quizá lo más importante, terminar la iglesia que se está construyendo en el lugar.

Juan Carlos dice: "Nicaragua es el segundo país más pobre del hemisferio occidental, y nosotros estamos en la zona más pobre. Pero gracias a lo que Dios está haciendo, vamos a ser la zona más bendecida".