Haz justicia, ama la misericordia, camina humildemente

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Marv y Denise Robinson se conocieron mientras trabajaban juntos en una oficina, y cuando el Señor entrelazó el deseo de sus corazones de trabajar en un ministerio infantil, floreció su amor mutuo. Marv le propuso matrimonio en un ajetreado autobús en la ciudad de Nueva York, y en 1975 se casaron. Nombrados en 1980, Marv y Denise acaban de celebrar 40 años de ministerio con Missions Door, pero su historia revela toda una vida de provisión de Dios.

Los Robinson comenzaron su ministerio con Missions Door en Coney Island, donde plantaron una iglesia y abrieron puertas para la difusión del Evangelio entre la comunidad. Viviendo en Coney Island durante 20 años, sirvieron compasivamente a los pobres, incluyendo a muchos que vivían sin hogar. En 2001, el Señor les llevó a Rochester, NY, que ha sido su Jerusalén durante los últimos 19 años.

El verano suele ser la época de mayor actividad en el ministerio de Rochester. Las iglesias envían grupos de misiones para hacer ministerio con Marv, como participar en clubes bíblicos al aire libre, evangelización callejera, proyectos de visitación y trabajo, y compartir testimonios con quienes luchan contra la adicción o la falta de vivienda.

Durante el curso escolar, los Robinson ayudan a las familias a llenar las mochilas de sus hijos con libros, suministros escolares y cualquier otra cosa que puedan necesitar para un buen año escolar. También planean banquetes para las familias, decididos a que experimenten la presencia amorosa de Cristo en el centro de la ciudad. "Las madres nunca han ido a un banquete con Cristo", dice Marv.

El Ministerio en la Pandemia

Gran parte del mundo se paralizó cuando surgió el coronavirus, y muchas zonas en las que trabajan Marv y Denise tuvieron que cerrar y quedar aisladas. Este verano, los niños no pueden reunirse en campamentos bíblicos, y el ministerio cara a cara es limitado. Pero el Señor ha sido fiel abriendo nuevas vías para que los Robinson continúen su ministerio.

"A veces nos quitan cosas", dice Marv. "Pero no nos quedamos sentados bebiendo té frio. El Señor aún tiene trabajo para nosotros en Rochester".

Marv y Denise están vinculados a un complejo de viviendas de 200 familias donde realizan gran parte de su ministerio. A causa del virus, los estudios bíblicos y otros proyectos han tenido que cesar. Aun así, Marv sigue repartiendo material de lectura a estas familias para avivar la esperanza y acercarse a Dios en estos momentos sin precedentes. Marv también llama fielmente a unas diez personas al día y envía tarjetas escritas a mano para mantenerse en contacto con todos los que participan en su ministerio.

El Señor ha estado dirigiendo específicamente a Denise a centros para adultos mayores, donde ella organiza estudios bíblicos. Se sienta con ellos para hablar, orar y mostrarles lo que significa ser conocido íntimamente por Jesús. Desgraciadamente, como los centros de ancianos son los más expuestos al virus, Denise ya no puede entrar. El tiempo de calidad que antes podía ofrecer se ha transformado en llamadas telefónicas intencionadas a todos sus queridos ancianos para orar con ellos, y a veces incluso dar "abrazos al aire" a través de las puertas de cristal del centro.

Con tanto dolor y devastación provocados en la sociedad por el coronavirus, y con tanta desesperanza experimentada por muchos, los Robinson afirman con valentía que "es aún más poderoso saber que tenemos el único mensaje verdadero de esperanza que ofrecer a este mundo".

No hay duda de que el año 2020 ha traído muchos desafíos para los misioneros de Missions Door, pero no se detiene en el coronavirus.

Un Corazón Cambiado es el Unico Remedio

El mes de mayo desencadenó un movimiento como nunca antes se había visto en Estados Unidos. El efecto bola de nieve de la injusticia racial estalló en todo el país y todos los medios de comunicación hicieron eco de las protestas y los disturbios. El movimiento de lucha contra el racismo ha dejado huella en el país, e incluye a los misioneros de Missions Door.

Marv recuerda su infancia, cuando su abuela le advertía del peligro que suponía ser negro en Estados Unidos. Recuerda que le dijeron que se sentara en la parte de atrás del autobús cuando tenía siete años. Piensa en la vez que él y su abuela buscaban un apartamento en Nueva York, cuando se iluminó un cartel de "No hay plazas libres" al acercarse al edificio. Aun así, dice Marv, "Dios resolvió los detalles a nuestro favor".

Creciendo sin la presencia de su madre y padre, el Señor trajo al Pastor Walter Taylor (o Pastor Ted) a la vida de Marv. Marv tenía siete años cuando el Pastor Ted tocó a su puerta y lo invitó a la escuela dominical. Al principio, su abuela lo desaprobó y no le permitió ir.

"Nunca confíes en un blanco", recuerda que le decía su abuela. Pero con el incesante esfuerzo del pastor Ted por llevar a Marv a la escuela dominical, su abuela finalmente le permitió ir. El pastor Ted pronto se convirtió en el "padre espiritual" de Marv, y nunca se separó de él hasta el día de su muerte. Marv dice: "Era un hombre blanco que hacía lo que Dios quería que hiciera".

En medio de los disturbios y las protestas, también se están produciendo cambios muy positivos. "Lo más importante es reconocer la presencia del movimiento sobrenatural de Dios en su pueblo", afirma Denise. Hay una conciencia más profunda, y como los Robinson ven que muchos corazones están cambiando drásticamente, lo ven como algo que sólo puede ser obra de Dios.

"Sin la presencia de Dios, sin personas que oren para que esto signifique realmente algo, esto seguirá su curso y la gente se lanzará a otra cosa", dice Denise. "Un corazón cambiado es el único remedio".

Marv y Denise animan al pueblo de Dios a orar por un espíritu enseñable. La gente quiere aprender y ver cambios. Con humildad y el deseo de demostrar el amor de Dios y la justicia para todos, los seguidores de Jesús pueden liderar el camino hacia la reconciliación racial. Sin fanfarria, eso es exactamente lo que Marv y Denise han estado haciendo durante más de 40 años de ministerio entre las personas sin hogar y otros en la ciudad de Nueva York y Rochester.

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